No cerremos los ojos
No cerremos los ojos, nosotros como padres, tenemos a nuestros hijos lejos de casa, siendo el mayor número de 8 o 9 horas cuando van al colegio.
Muchos quisiéramos saber que pasa en el colegio, si están jugando, aprendiendo, atendiendo las clases, si están alegres y lo disfrutan o si sienten miedo.
Confiamos en que están en un lugar seguro y protegido, que no les va a pasar nada que atente contra su integridad y lamentablemente no siempre es así.
Los padres tenemos que orientar a nuestros hijos, que reconozcan las señales de peligro, que sepan protegerse, cuidarse y hablar en el momento oportuno y preciso.
¿Qué les dices para que se cuiden a si mismos? ¿realmente los escuchas cuando algo te quieren contar? ¿Cuánto creen que sus hijos confian en ustedes?
No solo basta decir “nadie te tiene que ver sin ropa”, “nadie te puede bajar el pantalón”, “tienes que cuidarte” entre otras frases, donde no abarcan en realidad el peligro al que se exponen; el tema de los tocamientos indebidos y el abuso sexual es mucho más amplio. Los niños son vulnerables de creer y hacer lo que dicen las personas con ascendencia, a quienes admiran y quieren, somos conocedores que las personas que cometen este tipo de agresión son cercanas al entorno del niño y adolescente, tanto en el colegio como en la casa.
Informémonos, orientemos, respetemos y hablemos con nuestros hijos desde los 4 años, pero sobre todo confiemos en ellos, dándoles la posibilidad de expresarse y nosotros de escucharlos con atención.
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