¡Quiero dormir!
Noche tras noche, el niño iba al cuarto de sus padres, dormía en el medio de ellos, esto inició cuando tenía 10 meses y el padre se iba a trabajar fuera de Lima y la madre lo hacía dormir con ella, para no sentirse sola, además era más fácil sentir si algo le pasaba y atenderlo con rapidez; cada vez que el padre llegaba, algunos días dormía en su cama cuna y otros, dormía con los padres.
Esta costumbre siguió hasta los 3 años y medio, cuando quisieron hacerlo dormir todas las veces en su cama, el niño no quería, se iba al cuarto de sus padres, se echaba en la cama, miraba televisión y se quedaba dormido, si lo movían se ponía a llorar y no dejaba dormir, por lo que vinieron a una sesión de consulta a ver que podían hacer, cuando el niño tenía 4 años y medio y se había casi apoderado completamente de la cama, dejando nada de espacio e intimidad para los padres.
Si bien es cierto es difícil acostumbrar a que duerma un niño pequeño en su cama y en su habitación, cuando ha sido poca o casi nula la experiencia, no es imposible, se requiere de esfuerzo, firmeza, perseverancia y paciencia de los padres, desde explicarle porque tiene que aprender a dormir en su cama, hasta regresarlo en la noche cada vez que lo haga, además es importante que se haga una rutina, que a la vez sea agradable y positiva (los castigos no funcionan), como contar un cuento, una canción, darle un beso y explicarle que regresaran en un rato a verlo. Es mejor evitar que el niño se acostumbre a dormir en la cama de los padres. Si está sucediendo, es recomendable que los padres lleguen a un acuerdo, reconozcan que está pasando, puede tener problemas de miedo y ansiedad o de inseguridad y dependencia, en todo caso hay que recordar, que a mayor edad será más difícil lograrlo.
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